Excursión a Roque Nublo, en Gran Canaria

El Roque Nublo, esa piedra enorme o, hablando con propiedad, gran roca basáltica en forma de monolito de más de 70 metros de altura, es uno de los símbolos más representativos de la isla de Gran Canaria. ¿Y esto qué quiere decir? Pues que aparece en todas las guías y folletos turísticos, además de ser una imagen recurrente en las postales de las tiendas de recuerdos. Pero lo más importante, en mi opinión, es que los grancanarios le tienen un especial cariño.

Entrada a Roque NubloPero más allá de la parte comercial de esta gran roca, la excursión hasta llegar a la zona donde se encuentra es un bonito recorrido que permite conocer el interior de la isla y su naturaleza. Una excusa perfecta para olvidarse de la playa durante unas horas y del todo incluido que tanto abunda en todas las Islas Canarias.

Lo ideal es ir a primera hora para “ir con la fresca”, que el recorrido hasta llegar arriba es en subida y tener como compañía un sol abrasador a las 2 de la tarde es poco recomendable. La zona donde se inicia el recorrido cuenta con parking asfaltado, además de un pequeño puesto para poder comprar algún refrigerio o recuerdo.

roque nublo 2Aproximadamente es una hora de subida, aunque siempre dependerá de la forma física de cada uno. El recorrido no es muy duro, aunque sí con muchas de piedras, arena y, vuelvo a repetir, cuesta arriba. Si el fondo físico del que sube es malo se hará un poco jorobado el trayecto, pero si alguien practica habitualmente deporte será un paseo. Como en toda caminata es recomendable llevar agua, ropa y calzado deportivo. Una amiga me comentaba que vio a una «loca» subir con tacones, yo pienso que no llegaría a la cima, es poco probable. Otra sugerencia es llevar un bocata para comerlo en la cima, será una delicia.

El Roque Nublo está acompañado de una rana y un monje. Otras dos piedras con esas formas y que son fáciles de diferenciar si se le echa un poco de imaginación.

roque hublo paisaje

El paisaje desde la cima es impresionante. Además, en los días sin calima y con cielo despejado se puede ver el Teide. Una bonita recompensa por la subida, aunque yo me quedé con las ganas de verlo, solo pude intuir la silueta.

(PD: yo soy de las que llegó sin aliento).

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